martes, 9 de noviembre de 2021

☨ CUANDO LA HISTORIA SUPERA A LA FICCIÓN CAPITULO 1 ✠

Cuando la historia supera a la ficción capitulo uno primera imagen

☨ LA HISTORIA DE LA ORDEN DEL TEMPLE | CUADERNO Nº0 | CAP 1 



Santiago Soler Seguí, Valencia
Cuadernos Templarios (Cuaderno nº0)

Valentia Mediaevalis

 

Casi con toda seguridad podríamos afirmar que la Orden del Temple ha sido, y es, la orden militar medieval que más ríos de tinta ha hecho correr.

Sobre el Temple se han escrito multitud de líneas, de páginas, de libros, de Historia, pero por desgracia, también de historietas. Ciertamente sobre esta Orden siempre ha existido una aureola de misterio, algo mágico que cautiva, que fascina y despierta la curiosidad de muy diversas gentes.

Pero debemos tener en cuenta que ese halo misterioso, esos enigmas, secretos y leyendas, surgieron tras la desaparición traumática del Temple, y poco o nada tienen que ver con la verdadera historia de los Pobres Caballeros de Cristo, ya que, en la mayoría de los casos, mezclar historia y mito nos llevará con toda seguridad a la confusión.

Lo mismo que los cátaros y Juana de Arco, el Temple alimenta uno de los filones inagotables de la pseudo historia, la que no tiene otro objeto que ofrecer a los lectores ávidos su ración de misterios y de secretos. Existe la historia del Temple y existe la historia de su leyenda. El historiador no se ocupa solo de la verdad; se ocupa también de lo falso cuando se ha tomado como cierto; se ocupa también de lo imaginado y lo soñado. Sin embargo, se niega a confundirlos. (1)

La desaparición y fin de la Orden del Temple hace que sea muy fácil hoy en día atribuirles cualquier cosa sin importar el qué, sin documentarlo lo más mínimo, y sin trabajar y bucear en archivos y bibliotecas con el fin de darle la rigurosidad y la seriedad necesaria.

En palabras de mí querido amigo y compañero Julián Martos Rodríguez, la moda del esoterismo, que tiende a fundar hipótesis más que dudosas históricamente, produce un inmenso perjuicio cultural a los templarios, y crea confusiones en la cultura popular. (2)

De este modo, y para no caer en ese regusto misterioso que envuelve todo lo relacionado con el Temple, desde Valentia Mediaevalis comenzamos este nuevo proyecto llamado Cuadernos templarios con un objetivo muy claro y definido: ofrecer una visión histórica y documentada de la Orden del Temple desde su fundación y singladura hasta su extinción.

1 Le Temple alimente, avec les cathares et Jeanne d`Arc, l`un des filons inépuisables de la pseudo- histoire, celle qui n`a pour but dòffrir à des lecteurs avides leur ration de mystères et de secrets… Alain Demurger. Vie et mort de l'Ordre du Temple, página 8. París, Editions du Seuil. Año 1989.
2 Leyendas en torno a la Orden del Temple. Revista Ábacus número 0. Diciembre, de 2009.

Pero este camino por la historia del Temple no andaremos solos. Junto a nosotros, escritores como Antonio Galera Gracia, historiadores y catedráticos de la talla de Carlos de Ayala Martínez, Félix Javier Martínez Llorente, Manuel Ortuño Arregui, Javier Carrascosa González, Ignacio de la Torre o Carlos Pereira Martínez, junto con arquitectos del patrimonio como Julián Darío Martos Carbonell o José María Tortajada Bonet, nos acercarán a una historia del Temple que merece ser recordada, merece ser recuperada, y sobre todo, merece ser contada siempre desde la rigurosidad, la documentación y la veracidad.

Porque la Historia, en este caso, supera a la ficción


Detalle del folio 1r del manuscrito MS 76 F5. La Haya, Koninklijke Bibliotheek. Detalle del plano de Jerusalén donde los caballeros templarios salen de la ciudad para su defensa.

Para conocer la Génesis e historia de la Orden del Temple debemos situarnos unos cuantos años antes de su fundación, más concretamente un 27 de noviembre del año 1095.

En esa fecha, en Clermont, una apacible población situada en mitad de Francia, en una gran explanada al aire libre y fuera de los muros de la ciudadela y muy cerca de su puerta más oriental, el Papa Urbano II congregaba a una gran multitud, haciendo un solemne llamamiento que sería capaz de movilizar bajo la exaltada consigna de ¡Deus lo volt! (¡Dios lo quiere!), a la gran mayoría de caballeros de Occidente hacia Tierra Santa. De este modo comenzaba la primera Cruzada.

Todo comenzó en el 1071, año en que Romano IV Diógenes, emperador de Bizancio, caía frente a las huestes selyúcidas turcas comandadas por Alp Arslan (3) en la batalla de Manzikert (4).

Este hecho desestabilizaba enormemente el poder tanto político como militar de Constantinopla, lo cual desencadenó en la conquista de Jerusalén por parte de Atsiz ibn Abaq. (5)

Y Aunque en principio los vencedores turcos parecían que no prestaban mucha atención ni animosidad hacia los cristianos que viajaban hasta Jerusalén, sí es cierto que la enorme inestabilidad política de la zona y la gran cantidad de salteadores y bandidos que poblaban los caminos hacia Jerusalén, hicieron que el imperio cristiano de Oriente pidiera ayuda a sus hermanos de Occidente, denunciando las vejaciones, robos, asaltos y muertes que los peregrinos cristianos sufrían al intentar llegar a Jerusalén.

Así pues, los emperadores de Constantinopla pidieron una y otra vez ayuda a los papas. En el año 1073 lo hacía Miguel VII, quien denunciaba ante el papa Gregorio VII las atrocidades sufridas por los cristianos (6).

3 Alp Arslan fue el segundo sultán de la dinastía Selyúcida. Ante su presencia fue llevado el emperador de Bizancio Romano IV Diógenes tras la derrota de Manziquert. Tras ser humillado ritualmente por el selyúcida, el emperador bizantino fue tratado con honor y cortesía, y tras firmar un tratado de paz, fue puesto en libertad, colmado de regalos, y protegido por una guardia selyúcida por orden expresa de Alp Arslan. Byzantium: The Early Centuries. John Julius Norwich. Año 1989.
4 La batalla de Manziquert o de Malazgirt tuvo lugar el 26 de agosto del año 1071, y enfrentó a las tropas selyúcidas del sultanato de Rum con las tropas bizantinas del emperador Romano IV Diógenes.
5 La Primera Cruzada. Steven Runciman. Primer tomo de la Historia de las Cruzadas. Cambridge University Press. Año 1951.
6 El papa Gregorio VII contempló la posibilidad de formar un ejército compuesto por más de 50.000 efectivos para repeler a los turcos, recuperar el Santo Sepulcro, y restablecer el orden cristiano en Oriente. Sin embargo, el conflicto sobre las investiduras surgido en el año 1076, obligó al pontífice a abandonar este proyecto. Santos, héroes y sátiros: entre más cerca de la fe, más lejos de sus mandamientos. Fernando Bermúdez Ardila. Año 2007.

Pero fue finalmente el papa Urbano II quien recogía el guante que años atrás había lanzado Gregorio VII.

Aunque Gregorio VII había pensado encabezar personalmente la expedición de auxilio a Tierra Santa para liberar el Santo Sepulcro, en 1085 murió sin haberse ocupado nunca de los detalles organizativos de la misión de socorro a Oriente (7).

Urbano II y la Cristiandad, no podían permitir la destrucción y profanación de sus templos, de sus reliquias, de sus santuarios… Occidente debía responder.

7 Bárbara Frale. I Templari, Bologna: Il Mulino, año 2004.

Cuando la historia supera a la ficción capitulo uno tercera imagenDetalle del folio 256r del manuscrito Français 226 (siglo XV) de la Biblioteca Nacional de Francia donde se representa la batalla de Manzikert. De casibus virorum illustrium. Giovanni Boccaccio (1313-1375)

En su discurso ante la muchedumbre congregada, el Papa Urbano II describía uno por uno todos estos hechos: la llamada de auxilio, los asaltos, las vejaciones, la destrucción de los santuarios, las profanaciones… había que recuperar de nuevo Jerusalén para la Cristiandad. La llamada de socorro de Alejo I debía de ser escuchada.

Habéis oído, mis muy queridos hermanos, lo que no podemos recordaros sin derramar lágrimas, a qué espantosos suplicios son arrojados en Jerusalén, Antioquía y en todo el Oriente, nuestros hermanos los cristianos, miembros de Cristo. Vuestros hermanos se sientan a la misma mesa que vosotros y han bebido de la misma divina leche. Pues tenéis como hermano al mismo Dios y al mismo Cristo. Están sometidos a la esclavitud en sus propias casas; se les ve venir a mendigar ante vuestros mismos ojos; muchos vagan desterrados en su propio país. Se derrama la sangre que Cristo ha rescatado con la suya; la carne cristiana sufre toda clase de injurias y de tormentos. En estas ciudades no se ve más que duelo y miseria, y sólo se oyen gemidos. Cuando os digo esto, mi corazón se rompe; las iglesias, en que desde tantos siglos se celebra el divino sacrificio, son, ¡oh, vergüenza!, convertidas en establos impuros. Las ciudades sagradas son presa de los más malvados de los hombres; los turcos inmundos son dueños de nuestros hermanos. El bienaventurado Pedro ha gobernado la sede de Antioquía; hoy los infieles celebran sus ritos en la Iglesia de Dios y expulsan la religión de Cristo, esta religión que deberían observar y venerar, de los lugares consagrados al Señor desde largo tiempo.

¿Para qué usos sirve ahora la Iglesia de Santa María, construida en el valle de Josafat, en el mismo lugar de su sepultura? ¿Para qué sirve el templo de Salomón, o, mejor dicho, el templo del Señor? No os hablamos ya del Santo Sepulcro, pues habéis visto con vuestros ojos con qué abominaciones ha sido manchado, y, no obstante, ahí están los lugares en que Dios reposó, ahí fue donde murió por nosotros, pues ahí fue donde le enterraron, y donde se produjo un milagro todos los años en tiempo de la Pasión: cuando todas las luces están apagadas en el Sepulcro y la Iglesia que lo rodea, estas luces vuelven a encenderse por mandato de Dios. ¡Qué corazón no se convertiría con semejante milagro! Lloremos, hermanos, lloremos de continuo; que nuestros gemidos se eleven como los del salmista: ¡desdichados de nosotros! Los tiempos de la profecía se han cumplido; oh, Dios, los gentiles han llegado a la heredad, han mancillado tu santo templo.

Simpaticemos con nuestros hermanos al menos con nuestras lágrimas: seríamos el último de los pueblos si no llorásemos sobre la espantosa desolación de esas comarcas.

¿Por cuántos títulos no merece ser llamada santa, esa tierra en que nuestro pie no puede posarse en ningún punto que no haya sido santificado por la sombra del Salvador, por la gloriosa presencia de la Santa Madre de Dios, por la ilustre estancia de los apóstoles, por la sangre de los mártires que ha corrido con tanta abundancia dejándola como regada por ella? (8)

8 Parlamento de Urbano II en el Concilio de Clermont (según actas), Reportaje a la Historia, Trad. de R. Ballester, Selección de M. de Riquer, Planeta, 1968, Barcelona, vol. 1, p. 184.

Cuando la historia supera a la ficción capitulo uno cuarta imagenDetalle del folio 15r del manuscrito Français 22495 (año 1337) Llamamiento de Urbano II en el concilio de Clermont. Biblioteca Nacional de Francia. Guillermo de Tiro (¿1130? -1186): Historia rerum in partibus transmarinis gestarum.


FIN CAPITULO 1

El Maestre