sábado, 4 de diciembre de 2021

☨ CUANDO LA HISTORIA SUPERA A LA FICCIÓN CAPITULO 4 ✠

LA HISTORIA DEL TEMPLE | CUADERNO N º 0 | CAP. 4

Santiago Soler Seguí - Valencia
 
Cuadernos Templarios - Cuaderno nº0 
Valentia Mediavelis 


Cronología documental de Hugo de Payens en la documentación hasta su muerte


Tras la repentina muerte de su esposa, Hugo ingresaba en el monasterio de Molesme, donde permaneció hasta el año 1100.

En ese año debió de integrarse ya plenamente en la corte del conde de Champaña, casándose poco después en segundas nupcias con Elizabeth de Chappes (24), con quien tuvo cuatro hijos: Teobaldo, futuro abad de Santa Colombe de Sens, Guido Bordel de Payens, heredero del señorío; Guibuin, quien fue vizconde de Payns, y Herberto, quien fue conocido con el sobrenombre de el ermitaño.

En lo que sí coinciden la mayoría de historiadores e investigadores es en el hecho de que la idea de crear esta hermandad o milicia que tuviera como objetivo la defensa de los peregrinos no nació de repente. Es lógico pensar que en la mente de Payens ya rondara tal idea desde el momento en que visitó por primera vez Tierra Santa.

De hecho, algunos estudiosos del tema aseguran que esta milicia ya estaba funcionando, o al menos estaba en proyecto, entre los años 1113 y 1115. Esta afirmación se documenta y justifica mediante la carta que Ivo, obispo de Chartres, enviaba al conde de Champaña exponiéndole su desacuerdo a que se uniera a una militia Christi o militia evangélica que se había creado en Palestina, ya que todavía estaba casado y por consiguiente obligado por su estado matrimonial.

Sin embargo y a pesar de ello, otros autores como Gonzalo Martínez Diez planteaban la posibilidad de que esa militia Crhisti a la que se refería Ivo de Chartres, no fuera otra que la Orden de San Juan. (25)

Interesante resulta en este caso la Historia expeditionis Hierosolymitanæ as canonicus Aquensis, crónica escrita por Alberto de Aix, en la que señalaba que ya en el año 1101, Dagoberto de Pisa, patriarca de Jerusalén, contrataba a una treintena d de cruzados residentes en Jerusalén para que defendieran el Santo Sepulcro, al igual que en Roma había caballeros al servicio de San Pedro.

Aseguraba, además, que en la órbita del Santo Sepulcro se hallaba gente armada, que constituía una especie de cofradía de laicos, o de orden tercera, asociada a los canónigos.

24 Ce mariage entre les Payns et les Chappes confortail parfaitement la politique comtale de contrôle de la vallée de la Seine… Thierry Leroy. Hugues de Payns La naissance des Templiers. The Book Edition, Paris, año 2011.

25 Los templarios en los reinos de España. Gonzalo Martínez Diez. Año 2001.

El rey, sin embargo, no pudiendo soportar más tiempo estas respuestas llenas de dureza, habló, se dice, al patriarca con más dureza e impaciencia si cabe: Tened cuidado de no repetir más a menudo, y con tanta facilidad, vuestra objeción, ya que los que sirven al altar deben vivir desde el altar, cuando una necesidad imperiosa exige que se alimente a los caballeros cristianos, en lugar de que los sarracenos vengan y se separen por la fuerza y compartan entre sí los dones ofrecidos por los fieles en el Sepulcro, sin que ningún caballero o sacerdote tenga ya nada que tomar.

Como el Señor está vivo, no sólo me alimentaré de las ofrendas de los fieles, y las distribuiré a mis caballeros, sino que también quitaré el oro del sepulcro y del altar del Señor, para el mantenimiento de los caballeros y de los defensores del pueblo cristiano y del reino de Jerusalén.

Después de esto, y cuando así lo desee el Señor Dios, cuando el orgullo y las amenazas del reino de Babilonia hayan cesado, cuando el país esté en paz, restableceremos todas las cosas, y no temamos ver a esta misma iglesia del sepulcro amasando tesoros, como es justo, y exaltarse por sus riquezas, por sus piedras, o por sus limosnas.

A estas palabras, el patriarca, convencido por fin por el rey, hombre lleno de ciencia y de elocuencia, y cediendo a los consejos del hermano Mauricio, prometió tomar a su sueldo a treinta caballeros.

Pero pronto, cansado y aburrido de esta carga, se apoderó de sumas por un valor inapreciable, y dejó a los caballeros con la guardia baja y sin sueldo. El rey, adquiriendo cada día nuevas pruebas de su hipocresía, lo presionaba cada vez más, y no cesaba de solicitarle sobre el servicio de los caballeros, pero el patriarca permanecía sordo a todas estas reprensiones, y persistió en su obstinación (26).

26 Verum rex non ultra patriarchae responsionem et asperitatem ferens, et ipse dure et impatienter locutus fuisse perhibetur. Videte, ne facile hanc mihi saepius objiciatis occasionem, ut qui altari serviunt de altari vivant, cum summa necessitas exigat ut de altari potius Christiani milites pascantur, quam Sarraceni vi de sepulcro munera fidelium asportent et dividant, et non miles noster vel sacerdos contingat. Vivit Dominus: non solum oblationes fidelium comedam, militibusque nostris dividam; sed etiam aurum de sepulcro Domini et altari evellam, quo milites et defensores Christianae plebis regnique Jerusalem sustentari possent. Post haec cum Domino Deo placuerit, et superbia seu minae de regno Babyloniae cessaverint, et terra siluerit, cuncta restaurabimus; ecclesiam etiam ejusdem sepulcri, sicut dignum est, thesaurizare nos non pigebit, et auro ditiore, gemmis vel opere exaltare. His dictis, tandem patriarcha rege a viro litteris erudito convictus, ex consilio fratris Mauritii triginta milites in conventione solidorum se procurare promisit. Sed in brevi eorum taedio affectus talentum inaestimabilis pecuniae sustulit, milites vacuos et immunes reliquit. Rex autem hypocrisim illius de die in diem cognoscens, vehementius eum urgebat, et de militari officio sollicitabat. Ille e contrario aures surdas ad omnia faciebat; ita animo obstinatus erat. Capítulo LXI, Patriarcha ratione victus, milites se procurare promisit, quod tamen implere contempsit. Historia expeditionis Hierosolymitanæ as canonicus Aquensis. Alberto de Aix.

Detalle del folio 1r del manuscrito Français 2628. Historia Rerum in Partibus Transmarinis Gestarum, Guillermo de Tiro. Biblioteca Nacional de Francia. Peregrinos en el Santo Sepulcro de Jerusalén.

De esta manera, estos caballeros asociados a los canónigos del Santo Sepulcro, tenían como objetivo la protección, defensa y auxilio de la iglesia homónima, así como de las edificaciones, fincas, granjas y haciendas anejas a la iglesia.

Alian Demurger, en su libro Caballeros de Cristo, templarios, hospitalarios, teutónicos, y demás órdenes militares en la Edad Media, dejaba caer la posibilidad de que entre estos caballeros que se encontraban a las órdenes del prior de los canónigos del Santo Sepulcro, se reclutaran a los primeros templarios.

Pero veamos ahora un documento bastante interesante, un documento que según algunos autores (27), podría confirmar que la Orden del Temple se encontraba ya activa al menos desde el año 1109.

En este documento recogido por Louis-Georges de Bréquigny, miembro de la Academia des Inscriptions et Belles-lettres, Guillermo, conde de Forcalquier, donaba su cuerpo y su alma a la casa de la Milicia del Temple, con la condición de que pudiera ingresar en esta religión cuando él lo desease, concediéndoles además cien sueldos anuales en reconocimiento, y cien marcos de plata después de su muerte. (28)

Sin embargo, este diploma debemos cogerlo, al menos, con algo de cautela, ya que el mismo autor, Louis-Georges de Bréquigny, volvía a repetir este mismo documento en el tomo IV de su obra, aunque variando esta vez el año de su firma: Charta quâ Willelmus, comes Forcalcariensis, animam suam et corpus suum dant domui Militiae Templi; fratres vero Templi ipsum in donatum et confratrem recipiunt. Anno Domini Icarn. MCCIX, mense Decembri. (29)

Pero desde luego si deseamos saber cuál fue el origen de la Orden del Temple, debemos acudir sin dudar a las crónicas y fuentes que nos hablan de ello.

Quizás una de la más conocida y utilizada para hablar de este hecho sea la crónica de Guillermo de Tiro, quien fue preceptor del rey Balduino IV en el año 1167 y arzobispo de Tiro en el año 1175.

27 José María Fernández Núñez. Templarios, mitos, bulos e historia. Año 2017.
28 Charta quâ Willelmus, comes Forcalcariensis, corpus suum et animam donat domui militiae Templi, eâ lege ut si ad religionem venire voluerit, ad religionem Templi veniat; concessis centum solidis annuis in recognitionem, et centum marcis argenti, cum rebus aliis post obitum suum huic domui praestandis. Аnnо Dominicae Incarn[ationis]. MCIX, mense Decembri. Louis-Georges de Bréquigny Таble Сhronolоgiqе des Diplомеs, Сhаrtтеs. Тitres et Асtеs Imprimés, Соnсernаnt L’Histоrire de France. Tomo II. Pág. 402, año 1775.
29 Louis-Georges de Bréquigny Таble Сhronolоgiqе des Diplомеs, Сhаrtтеs. Тitres et Асtеs Imprimés, Соnсernаnt L’Histоrire de France. Tomo IV. Pág. 463, año 1836.

 

A pesar de ello, Guillermo de Tiro no conoció la gestación y nacimiento del Temple de primera mano, ya que nació en el año 1130.

Además, tal y como ahora podremos ver, tampoco parece que está recién creada orden fuera de su agrado y complacencia.

Años más tarde, Mateo de Paris (1200-125909, recogía las palabras del arzobispo de Tiro en su Chronica Maiora.

Ordo militiae Templi Hierosolymis instituitur.

Eodem anno, quidam nobiles viri de equestri ordine, Deo devoti, religiosi et timentes Deum, in manu domini patriarchae, Christi servitio se mancipantes, more canonicorum Regularium, in castitate, et obedientia, et sine proprio velle perpetuo vivere professi sunt. Inter quos primi et praecipui fuerunt, viri venerabiles, Hugo de Paganis et Gaufredus de Sancto Aldemaro. Quibus, quoniam neque ecclesia erat, neque certum habebant domicilium, rex in palatio quod secus templum Domini, ad australem habet partem, eis ad tempus concessit habitaculum. Canonici vero templi Domini, plateam quam circa praedictum habebant palatium, ad opus officinarum, certis quibusdam conditionibus concesserunt. Dominus autem rex cum suis proceribus, dominus quoque patriarcha cum praelatis ecclesiarum, de propriis dominicalibus certa eis pro victu et amictu beneficia quaedam ad tempus, quaedam in perpetuum contulerunt. Prima autem eorum professio, quodque eis a domino patriarcha et reliquis episcopis, in remissionem peccatorum injunctum est, ut vias et itinera, maxime ad salutem peregrinorum, contra latronum et incursantium insidias pro viribus conservarent. Novem autem annis post eorum institutionem in habitu fuerunt saeculari, talibus utentes vestimentis, quales pro remediis animarum suarum populus largiebatur. Tandem nono anno, concilio in Francia apud Trecas habito, cui interfuerunt dominus Remensis, et dominus Senonensis archiepiscopi, cum suffraganeis suis; Albanensis quoque episcopus, apostolicae sedis legatus; abbates quoque Cisterciensis, et Clarevallensis, et Pontiniacensis, cum aliis pluribus, instituta est eis regula, et habitus assignatus, albus videlicet, de mandato domini Honorii papae et domini Stephani Hierosolymitani patriarchae. Cumque jam annis novem in eodem fuissent proposito, non nisi novem erant; extunc coepit eorum numerus augeri, et possessiones multiplicabantur. Postmodum vero, tempore domini Eugenii papae, ut dicitur, cruces de panno rubeo, ut inter caeteros essent notabiliores, mantellis suis coeperunt assuere, tam equites quam eorum fratres inferiores, qui dicuntur servientes. Quorum res adeo crevit in immensum, ut hodie trecentos plus minusve in conventu habeant equites, albis chlamidibus indutos: exceptis fratribus, quorum pene infinitus est numerus. Possessiones autem tam ultra quam citra mare adeo dicuntur immensas habere, ut jam non sit in orbe Christiano provincia, quae praedictis fratribus bonorum suorum portionem non contulerit; et regiis opulentiis pares hodie dicantur habere copias. Qui, quoniam juxta templum Domini, ut praediximus, in palatio regio mansionem habent, fratres militiae Templi dicuntur.

Quicum diu in honesto se conservassent proposito, professioni suae satis prudenter satisfacientes, neglecta humilitate (quae omnium virtutum custos esse dignoscitur; et in imo sponte sedens, non habet unde casum patiatur) domino patriarchae Hierosolymitano, a quo et ordinis institutionem, et prima beneficia susceperant, se subtraxerunt, obedientiam ei, quam eorum praedecessores eidem exhibuerant, denegantes; sed et Ecclesiis Dei, eis decimas et primitias subtrahentes, et eorum indebite turbando possessiones, facti sunt valde molesti. (30)

30 Capítulo VII del Libro XII de la Historia Rerum in Partibus Transmarinis Gestarum. Guillermo de Tiro.

Detalle del folio 60r del manuscrito Ms 095. Capítulo VII del Libro XII de la Historia Rerum in Partibus Transmarinis Gestarum. De la fundación de la Orden del Temple. Cambridge, Corpus Christi College.

FIN CAPITULO 4

El Maestre